El bosque de Carlac es un frondoso hayedo milenario que se encuentra en la Vall d’Aran, casi en la frontera con Francia, junto a un encantador pueblecito de montaña llamado Bausen.
Para visitar este hayedo existe una ruta circular de unos 8 km y unas dos horas de duración que sale desde Bausen pasando por varios puntos de interés como la Iglesia de Sant Peir Ad Vincula, un precioso árbol que tiene un columpio enganchado a una de sus ramas o un río con un conjunto de pequeñas cascadas.
La oportunidad de visitar este bosque en otoño permite ver los mantos de sus hojas caducifolias por el suelo, sin embargo siendo ya otoño pero con el clima queriendo estirar el verano no hemos podido encontrar el bosque al cien por cien de su esplendor otoñal.
Este detalle no resta nada de belleza a los árboles milenarios que te encuentras paseando por el sendero.
De camino hacia el bosque aparecieron de un grupo de cabras de la montaña que debía estar familiarizadas con el ir y venir de gente ya que no se asustaron en ningún momento.
Una vez en el interior del hayedo empiezas a entender porque lo llaman el bosque mágico, su belleza y lo que te transmite te hace pensar que estás en un entorno privilegiado y poco común.
La parte más entretenida del trayecto fue el río, donde la cámara y el pequeño trípode me permitió poder jugar con las largas exposiciones para capturar el efecto sedoso del agua al fluir de salto en salto.
Con la luz del atardecer asomando entre las hojas, el hayedo se despide por un encantardor camino que te lleva directo a Bausen de nuevo.